La primera semana de instituto para Lisa había transcurrido en calma, a decir verdad un poco aburrida, se había limitado a escuchar las explicaciones del señor Cases sin dormirse porque era el profesor que mas materias enseñaba y también el que mas sueño le producía; y en los descansos entre clase y clase había entablado una amistad tan sincera con Noa que parecía que la conociera de toda la vida. Era tan abierta y segura de si misma que no le importaba hablar de cualquier tema; tenía una mejor amiga llamada Anita que se puso enferma el primer día de instituto, pero Noa le había contado tantas historias de ellas a Lisa que parecía que ya la conocía a pesar de que no había acudido al instituto todavía, porque Noa decía que el médico le había aconsejado reposo durante una semana. Que suerte tenían las dos de tenerse la una a la otra, pensaba Lisa mientras caminaba despacio por el bosque observando los colores del otoño. Aquella mañana Lisa se había despertado temprano para ir al lago. Era sábado y no tenían clases. Noa y Anita también irían porque Anita se encontraba mejor y por fin Lisa la conocería. Tras haber salido silenciosamente de casa para no despertar a sus tías que seguían durmiendo, se había puesto los auriculares de su m.p.3 y se había marchado. llevaba unas zapatillas de deporte, un top sin mangas y unos pantalones cortos. Aquella mañana el sol estaba tan radiante como un día de verano, aunque las hojas de los arboles comenzaban a caer dejando sobre la tierra un manto de tonos canela y anaranjados. Los pájaros comenzaban a emigrar buscando lugares más cálidos y de vez en cuando Lisa veía alguna que otra ardilla corretear entre los innumerables árboles. Lisa se deleitaba con toda aquella naturaleza salvaje y sus oídos rezumbaban a causa del sonido de la música "hardcore" que llegaba hasta ellos por los auriculares. Se detuvo en medio del camino poniéndose la mano en la frente a modo de visera, el sol era demasiado resplandeciente aquella mañana y le escocían los ojos. Si era cierto que el lago estaba cerca de las tierras del tal Dimitri como le había dicho Noa, no tenía que quedar lejos de donde se encontraba en ese momento. Caminaba por un sendero que se suponía que llegaba allí, y lo cierto es que se estaba enamorando de aquellos bosques.
- ¡Hey! ¿Eres la chica nueva?-se sobresaltó al escuchar la voz a su espalda. Estaba tan maravillada contemplando aquella naturaleza que ni tan siquiera la escuchó llegar. Seguramente fuera a su mismo instituto, y a juzgar por su húmeda melena negra, seguro que venía del lago.
- ¿Cómo dices? -le preguntó Lisa quitándose los auriculares.
- Eres muy guapa-le dijo la chica observándola con unos inmensos ojos color esmeralda. Después le tendió la mano a modo de saludo.- Soy Anita. .
-¡Anita!-exclamó Lisa. -Me alegro de conocerte. Soy Lisa, Noa me ha hablado mucho de ti.
-Si, a mi también me ha contado de ti.
-¿Cómo estas?
-Bueno...-se puso seria. -El lunes creo que ya podré ir al instituto.
-Me alegro, por cierto...¿Dónde está Noa?
Anita movió la cabeza negativamente y dio un pequeño suspiro antes de contestar, su rostro se puso triste y su voz risueña cambió el tono.
-Se encontró con Koban.-Alzó los hombros
-¿Koban?- Era la primera vez que escuchaba ese nombre.
--¿No lo conoces?- le preguntó extrañada de que Noa no le hubiese hablado de él, porque desde hacía mas de un año era lo único en que pensaba Noa.
- Es el capitán del equipo de futbol -le aclaró-seguro que lo has visto en el insti.
Lisa alzó los hombros, si lo había visto no lo recordaba.
-Bueno, no importa -le dijo dando el tema por terminado. Después le tomó la mano y la arrastro con ella. -Ven, te diré donde está el lago.
Lisa sintió una corriente eléctrica cuando Anita la cogió de la mano, justo en su marca de nacimiento. Fue como un pequeño calambre que se extendió por todo el brazo, pero al parecer Anita no lo notó, porque seguía actuando de lo mas normal. Era magia. Lisa se olvidó del asuntó.
Caminaron por el bosque hasta llegar al lago mientras Anita le explicaba que Koban era un casi novio de Noa, porque aunque llevaban tiempo viendose todavía no tenían una relación formal. A Lisa le pareció que estaba un poco resentida por esto o quizás celosa. Supuso que era normal, no tenían mas amigas en su grupo. Cuando llegaron al lago Anita dejó de hablar y Lisa observó las aguas boquiabierta. Era inmenso; estaba rodeado de montañas y el sol se reflejaba en el agua dando la sensación de que resplandecía.
-¿Que opinas?-le preguntó Anita viendo su cara de asombro.
-Es fantástico.
-Si, lo es -Lisa seguía observando el lago como hipnotizada.
-Lástima que tengamos prohibido venir.
-¿Prohibido? -salió de su asombro y miró a Anita curiosa.
-Si, este lago pertenece a Dimitri -le explicó- es un ser despiadado. Si alguna vez te encuentras con él, sal corriendo.
-No creo que sea para tanto.
- En serio...-Anita levantó los brazos e imitó a un monstruo; su voz tomó un tono de terror. -Dicen que tiene esclavos y que los castiga si no cumplen sus órdenes. Que por donde pisa se mueve la tierra bajo sus pies. Los animales del bosque huyen de él a su paso, y si encontrara a alguien bañándose en su lago...
Lisa fruncía el ceño incrédula mientras escuchaba cada palabra de Anita, no la creía, pero algo de cierto tenían que tener sus palabras porque Luz también había evitado hablarle de él.
…-los asesinaría y los cocinaría para...¡Hey! -exclamó tan de repente que Lisa se asustó.-Eres una hechicera como yo.
Lisa abrió la boca para decir algo, pero la cerró de nuevo porque no supo que decir. Ya eran dos personas las que la habían llamado así, bueno en realidad eran tres si contaba a Samuel.
-No se de que me hablas.
Anita le mostró la palma de su mano; tenía la misma marca oscura que Lisa, pero no tenía las tres manchas blancas que Lisa si que tenía. Pero la mancha de Anita, a diferencia de la de Lisa y Noa que tan solo tenían un círculo oscuro, Anita tenía dos medias lunas, cada una al lado del círculo. Lisa miró la marca de Anita con los ojos muy abiertos, y se dio cuenta de que su marca no tenía forma de sol como ella siempre había creído, si no de luna llena. Anita tenía las tres lunas: menguante, llena, y creciente. Lisa observó la palma de su mano con fascinación, parecía que la miraba por primera vez, comprobando cada detalle...
-¿Porque dices eso?-le preguntó Lisa. Aquello era una locura. Existían las coincidencias y las probabilidades, pero...¿Cómo podía conocer en tan poco tiempo a dos personas con la misma marca que ella? Y además, de su misma edad, y en su mismo instituto.
-¿Todavía no lo aceptas...¿verdad?- le preguntó Anita mirándola a los ojos. -Ven, te lo mostraré. Se dirigió a unos matorrales secos y estiró la mano. -Mira y aprende. ¡Arde!
Lisa se puso a su lado con las manos en jarras observando los matorrales que señalaba Anita.
-¡Arde! -exclamó otra vez, pero no ocurrió nada.-¡ARDE! ¡ARDE ¡ARDE1
Lisa la miraba sin saber que decir. Pronunciaba sus palabras con ímpetu y convencida de que los matorrales se iban a quemar. Cuando pasaron unos minutos desistió y dijo en tono quejumbroso.
-No lo entiendo.
Se escuchó una risa a lo lejos y ambas miraron a su alrededor. Vieron a Noa salir de entre los árboles riendo.
-¡Estabas anulando mi hechizo! -le gritó Anita enfadada.
-Si, ha sido tan gracioso. -Seguía riendo mientras caminaba hacía ellas. Levantó la mano y pronunció: "Arde". Los matorrales empezaron a quemarse.
Lisa no lo creía, ella podía mover objetos en algunas ocasiones, pero ¡fuego! El fuego se extendió a cusa del calor que estaba haciendo ese día y las tres se asustaron.
-¡Para! -gritó Noa-pero las llamas seguían extinguiéndose.
-¡He dicho que pares!
-¿Y ahora qué, bruja lista-la riñó Anita con rin-tín-tín, pero al cabo de unos segundos Anita se asustó mas, el fuego seguía extendiéndose.
-¡Para! ¡Para! ¡Para! -gritaron las dos al unisono, pero no pasó nada, si el fuego seguía extendiéndose pronto se produciría un incendio de gran magnitud. "Lluvia", pensó Lisa. Anita y Noa estaban intentando apagar el fuego ahora con la ropa que se habían quitado sin lograrlo.
-!Vas a quemar el bosque y Dimitri nos matará!
-Ayúdanos, Lisa.
Lisa puso los ojos en blanco y miró al cielo. "Mas", pensó. Las gotas de lluvia ya estaban empezando a caer. "Mas", extendió los brazos dejando las palmas de las manos hacía arriba y si dejar de mirar al cielo: "Mas", "Mas", "Mas"...Empezó a dar vueltas sintiendo la lluvia en su rostro y en sus ropas hasta quedar empapada. Entonces cerró los ojos. ¡Basta! Gritó en su mente abriendo los ojos. Y la lluvia cesó de inmediato. Noa y Anita la miraban embobadas.
-¿Como has hecho eso?
Lisa negó con la cabeza.
-Yo no he hecho nada.
-No puedes negar la magia -le advirtió Anita-, ella te encontrará...
-Déjala-Noa le dio un codazo a Anita para que no siguiera hablando-, ella todavía no lo acepta.
-Pero...-Anita miraba a Lisa de arriba a abajo-...es poderosa..., muy poderosa.
Continuará...
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