En un lugar entre el cielo y la tierra se alza un pueblo mucho más antiguo que el firmamento. Un Imperio donde no existe el tiempo ni el espacio, dónde la magia , la calma y la perfección; equilibran esta atmósfera en la que miles de seres de la luz son gobernados por la diosa Eva. Este lugar es conocido cómo "Pueblo de Holma", y en el centro de este Imperio, surge el "Templo de la Congregación". Las paredes pintadas de un blanco inmaculado están decoradas con relieves de oro por artesanos de otro mundo. El aire; que no existe, tiene un aroma a jazmín y madreselva. Dentro de este templo irradia una paz absoluta. Y en el centro hay una plataforma desde la que Eva se dirige a sus seres cuando los convoca. Eva flota en el aire en el centro de esta plataforma en su forma de mujer. Ella es la criatura más hermosa y sabia del universo. Su rostro irradia la más absoluta paz, mientras concentra toda su energía con los ojos cerrados llamando a sus hijos....
Eva estaba en Holma, pero una fuerte energía tiraba de ella hacía la tierra Aunque aquello la tendría que haber molestado, Eva tan siquiera se molestó en averiguar de donde procedía aquel insolente gesto: ella era la pureza y el poder absoluto, no obstante algo la debilitó ligeramente con la fuerza de un rayo. "Valkirias". Pensó. Las criatura mas hermosas de mi creación, una lástima que su belleza sea tan intensa como su frialdad.
-¿Podéis daros un poco más de prisa?-se quejó Jazmín. Estaban colocando velas en el suelo formando un círculo para guiar a Freya.
- He espolvoreado polvos d arcilla por todos los alrededores informó Bleda entrando en casa. Esto haría que las brujas de la zona no se dieran cuenta de que estaban utilizando la magia. Pero ni Jazmín ni Casandra la escucharon. Estaban demasiado concentradas en sus ocupaciones. Luz ya había terminado de colocar todas las velas y ahora las encendía. Casandra dibujaba un circulo de sal en el suelo para que ningún ser o energía lo atravesara. Era un círculo de protección. Aunque las valkirias no poseían el don de la magia y la adivinación, nada les impedía practicarlo. Excepto sus propias leyes. Ellas poseían otro tipo de magia, una parecida a la de los seres de la luz, una magia mucho mas antigua. Era como un ejercicio de apertura de la propia mente; sus pensamientos formaban uno solo y llegaban ante Eva, pero viajar allí era peligroso. En ocasiones no se regresaba, y en ocasiones se regresaba a otra época que podía ser tanto del pasado como del futuro. Y por eso estaban obligando a Eva a llegar hasta ellas.
Samuel se había rastreado desde el pasillo del instituto de Lisa hasta la playa donde lo había enviado Eva. Cerró los ojos y concentró toda su energía en ella. Si no lo dejaba entrar en Holma, al menos escucharía sus palabras. Samuel no abrió los ojos, no le hizo falta para saber que Eva estaba ante él.
- Permiso para hablar, majestad- le pidió. Ya la había irritado bastante por sus modales y presentía que su seguía por el mismo camino su estancia en el mundo de los humanos iba a ser muy larga.
- Habla-le ordenó-. Pero esta vez mide tus palabras.
-La humana conoce mi existencia, pero su miedo y su odio hacía mí me debilita cuando me acerco a ella.
-Estas destinado a sus sentimientos -le recordó con un tono parecido a la diversión-. Si sufre, tu sufrirás también. Si tiene miedo, te debilitará. Si muere... morirás con ella. Tendrás que ganarte su corazón.
Tras decir esto, Eva extendió la palma de la mano sobre la cabeza del guerrero y miles de recuerdos de Lisa inundaron su mente; soledad, pena, dolor...
La luz de Samuel empezó a apagarse y se debilitó tanto que cayó de rodillas. ¿Qué pretendía su reina, quitarle la poca energía con la que la humana lo había dejado? ¿Y quién era esa humana que siendo tan joven conocía tantos sentimientos?
-Su corazón es fuerte Samuel...-dijo retirando la mano-... pero está hecho pedazos.
-Clemencia majestad...-suplicó con un hilo de voz, apenas podía respirar-... no es..., no es un castigo justo.
Su luz se había apagado del todo, arrastraba las palabras al borde del abismo. Esa humana no albergaba ni una pizca de amor en su corazón y lo iba a matar.
-Ella no es humana...-Eva estiró de nuevo la mano sobre su cabeza y le mostró el futuro. Samuel lo sabía porque las imágenes que llegaban a su mente se bifurcaban con un humo color rosa. Pero también era consciente de que estas predicciones no eran certeras, porque el futuro era algo incierto. Algo que se podía cambiar. Aun así la luz de Samuel empezó a brillar; las imágenes que Eva le enviaba a su mente eran increíblemente asombrosas y difíciles de creer, pero el sentimiento de amor era tan noble que Samuel empezó a recuperarse; bestias amando a humanos y humanos protegiendo a bestias..., criaturas que llevaban siglos siendo enemigos ayudándose unas a otras. Y en el centro de todo esto, estaba ella: la chica de ojos tristes.
-Tu misión no es tan complicada...-terminó diciendo Eva mientras desaparecía para volver al reino de los cielos-... acompañarla en toda esta locura para que no pierda el juicio.
Samuel abrió los ojos y tubo que cerrarlos de nuevo porque la luz lo cegó. Al principió creyó que su reina seguía allí, pero al parpadear un par de veces , comprobó que no estaba. Era su propia luz iridiscente que lo envolvía. Por primera vez en su vida inmortal se sintió confuso. Había sido la propia Eva quien le había mostrado esas imágenes y aún así le costaba creer. ¿Qué clase de criatura era aquella chica para poder unir a todos los seres mortales e inmortales de universo? No podía ser cierto, seguro que era otro de los juegos mentales de su reina.
Lisa entró en clase de historia esquivando los treinta y tres pares de ojos que se fijaban en ella y buscando desesperadamente un pupitre vacío. Afortunadamente encontró uno en la parte de atrás junto a una llamativa y descarada rubia de pelo alborotado, ojos azules, y nariz chata.
- Los estudiantes siempre son bienvenidos a mis clases-gritó el profesor desde la pizarra-. Sobre todo cuando toca preguntar.
Lisa tragó saliva. Incluso desde el fondo de la clase podía ver su sonrisa tan malévola que hacía que las arrugas de su frente se juntasen con su brillante calva.
- ¿Has estudiado lo suficiente?-le susurró la chica con aspecto de tigresa que se sentaba a su lado.
-Estabamos repasando el curso anterior...-continuó diciéndole el hombre-... podría explicarnos señorita...
Hizo una pausa para buscar el nombre de Lisa en la lista de clase y ella apretó su mano derecha cerrando los ojos. "Carlo Magno". Pensó. Aquello no era justo. Era el primer día de clase y además ella no estuvo allí el año anterior. No podía empezar preguntando por lo que ella tendría que haber estado repasando durante el verano en lugar de haber estado holgazaneando.
"Por favor..., por favor solo conozco un poco de Carlo Magno"
-¿Velmont...? - se sorprendió, su rostro pasó del cinismo a a la preocupación y curiosidad, miró a Lisa estudiándola antes de seguir-. ..porque no nos cuenta señorita Velmont un poco sobre las conquistas de Carlo Magno.
¡Si!!! Exclamó para sus adentros. No sabía como lo hacía, pero en ocasiones hacía que le sucedieran cosas deseándolo con todas sus fuerzas. No eran grandes deseos, si no pequeños contratiempos que hacían su vida mas fácil. estas experiencias habían empezado tan gradualmente que ni recordaba cuando comenzaron. Aunque ahora tenía un serio problema; la chica de al lado se había dado cuenta de sus habilidades tan poco inusuales y la miraba boquiabierta.
Bleda estaba machacando unas hiervas para quemarlas en el humero, pero Casandra que era la mas tranquila de las cuatro y nunca ningún imprevisto alteraba su serenidad había perdido los nervios en el mismo instante en que Lisa había cruzado el salón para salir por la puerta. Todavía no se podían creer que estuvieran dispuestas ha hacer lo que iban ha hacer. Y mucho menos que Bleda y Jazmín la terminasen convenciendo para hacerlo. Estaban quebrantando una de las reglas más importantes: engañar a su diosa. Las valquirias no podían mentir, esto formaba parte de su naturaleza, sencillamente sus cuerdas vocales no emitían sonido alguno que no fuese cierto, pero podían esconder la verdad Eso era lo que habían hecho con Luz: ocultarle todas las artimañas que habían tramado en las últimas dos semanas para preparar el ritual que haría que Eva abandonara los cielos y llegara hasta ellas.
Casandra trabajaba encriptando y desencriptando códigos para el gobierno de Rusia, así que le había resultado muy fácil encontrar a las mejores hechiceras de todo el mundo por interned. Bleda se había encargado de encontrar los brebajes, pero aún así no conocían las consecuencias, pensó Casandra, porque ellas dos no habían conocido la furia de Eva en batalla, ni tan siquiera sabían de lo que Eva sería capaz si se enteraba de que una de ellas le había dado un mechón de su pelo a una bruja.
-Solo nos quedan un par de horas-anunció Jazmín.
Estas palaras solo hicieron que Casandra se pusiera más nerviosa y el humero se le escurriera de las manos y cayera al suelo. Miró el reloj que colgaba de la pared antes de agacharse para recoger el humero. Al hacerlo su mata de pelo rojo cayó sobre sus ojos. Ella, al igual que Luz, era una arquera, las mas pacientes en combate. Jamás fallaban un tiro, si lo hacían sentían un inmenso dolor. Pero hacía mas de cincuenta años que Casandra ni tan siquiera tocaba una cuerda de su arco mágico. Mientras peleaba con un fósforo que no se quería encender, se preguntó como enseñarían a Lisa el arte valkirio si hacía mas de ciento cincuenta años que habían colgado sus armas. Las valkirias obtenían sus poderes de la fuerza de sus compañeras de aquelarre. Cuando la madre de Lisa se marchó, ellas perdieron muchos de estos poderes, como el rastreo y la rapidez. Esto les llevó a luz y a Casandra a buscar a otras valkirias para que se unieran a ellas; pero Bleda y Jazmín no eran auténticas valquirias, por lo que no pudieron recuperar sus poderes. Así que entregaron sus armas a las brujas a cambio de un hechizo de protección contra los vampiros y licántropos.
- Déjame a mi-Bleda le quitó la caja de fósforos de un manotazo. Ella era así, tenía la misma rapidez que elegancia en sus gestos sin apenas moverse, y una voz que inspiraba confianza en sí misma. ella siempre decía las palabras adecuadas en el momento adecuado y jamás hablaba por hablar. No tenía armas preferentes en combate, si no que optaba por sorprender a su víctima de un modo rápido y directo. Era la mas letal de las cuatro a pesar de ser la mas joven, también la mas fuerte y la mas fría en el aquelarre; tras su helada mirada de ojos verdes nunca se podía interpretar lo que pasaba por su mente. En sus mejores tiempos había abatido ejércitos enteros de licántropos sin piedad, pero también ella había perdido parte de la rapidez y los reflejos. Mientras impregnaba el ambiente de humo, se preguntaba si la transformación de Lisa a valkiria le devolvería parte de estos talentos.
Eva se concentró en la conexión que la unía a esas criaturas hasta penetrar en sus mentes y conocer sus dudas y deseos; la muralla que mantenía prisioneros a los demonios de Odín se estaba agrietando, y cada vez que esto ocurría se generaba una guerra. Ellas pensaban que si los demonios ganaban esa guerra gobernarían el mundo terrenal y harían desaparecer a Eva y a todos sus hijos. Eva sonrió ante semejante insensatez. Ya había ganado dos guerras contra sus hermanos. Siguió escuchando los pensamientos de las criaturas que ella misma había creado haber que otras blasfemias pasaban por sus mentes; una de ellas se negaba a invocarla, y no se encontraba entre ellas en ese momento, ni siquiera habían contado con ella. ¿Quién sería? se preguntó. Era una auténtica valkiria creada por su rayo y defendía la estricta obediencia a las normas, por eso le habían ocultado todo. Ingratas, pensó. ¿Desde cuando sus guerreras se habían vuelto tan débiles?¿Acaso sería por llevar tantos siglos entre humanos? Merecían un castigo. pero antes les daría respuestas. Si, pensó Eva, si eso es lo que queréis. Les daría respuestas a las preguntas que ni tan siquiera sabían formular.
-¿preparadas?- Jazmín se había quitado los zapatos y estaba de pie dentro del circulo esperando a que Bleda y Casandra entrasen en el. Bleda fue la siguiente en situarse junto a Jazmín. Y Casandra que sujetaba el libro sagrado con ambas manos se unió a ellas.
-Vamos allá.
El grimorio que sujetaba Casandra era lo más sagrado para la bruja que lo poseía, pero el mechón de pelo que Luz intercambió por el era algo de incalculable valor. Pues los conjuros que una bruja podía hacer con el cabello de una valkiria eran fuertes y poderosos, algunos hasta peligrosos.
Bleda y Jazmín cerraron los ojos buscando un nexo de unión que las conectara con Eva. Casandra al contrario no utilizó la magia antigua, si no que leyó uno de los hechizos del grimorio en voz alta. Era un idioma muy antiguo, mediante este sistema invocaría a su reina sin necesidad de viajar a los cielos y poder quedar atrapada allí o en cualquier otro lugar. El hechizo era muy sencillo le había dicho la bruja a Jazmín cuando le prestó el grimorio; el espíritu invocado se materializará ante vosotras lo que dure el humo del incienso. Después, regresará al lugar del que ha venido. Ellas no iban a invocar a un espíritu libre, si no a la mismísima Eva. Era la manera mas segura para comunicarse con su reina y aclarar sus dudas.
Las imágenes futuras que estaban por llegar se formaron en la mente de Eva y fueron enviadas a las valkirias mediante una energía pura y absoluta. Bleda y Jazmín habían penetrado en sus propios pensamientos uniéndolos hasta que formaron uno solo. En sus mentes se formó una bruna luminosa acompañada de sombras color carmesí. después una inmensa niebla inundó sus mentes: Casandra inspiro profundamente entre aquella niebla que cubría todo el salón, sus pupilas se volvieron negras...La imagen era tan clara que Jazmín y Bleda estuvieron a punto de desmayarse...Casandra contemplaba al vampiro que tras entrar por su propio pie en la casa le tomaba la mano para besarla. La tenía hipnotizada...
Casandra sintió un cosquilleo por todo su cuerpo hasta los dedos de los pies que terminó en un calambre. El grimorio comenzó a temblar y tubo que sujetarlo con todas sus fuerzas para que no se le escurriese de las manos y cayera al suelo. Cuando estuvo mas tranquila siguió recitando aunque con voz temblorosa. El libro se volvió cálido al tacto de sus manos hasta que casi empezó a abrasarle la yema de los dedos. Estaba claro que su reina no quería ser invocada, pensó. Cuando hubo terminado, cerró los ojos y esperó. No ocurrió nada.
Las visiones que Eva enviaba a las valkirias se desvanecieron cuando un cántico en el idioma de las almas errantes retumbó en los cielos y llegó hasta su mente. Que era aquello' Ninguna criatura creada por ella se había atrevido ha hacer jamás algo así. Valkirias, pensó., las mas valientes. Ningún tipo de magia o conjuro era mas potente que el poder de Eva, pero al parecer ellas no lo sabían e intentaban obligarla a viajar al mundo terrenal. No obstante, acudiría a su llamada.
Pasaron unos segundos y Casandra pensó que quizás el hechizo había fallado. Abrió los ojos y vio que Bleda y Jazmín estaban en un estado de trance. Se suponía que ellas no se podían conectar con Eva mediante la magia antigua porque no eran auténticas valkirias, pero si lo habían hecho..., tal vez si habían viajado hasta el pueblo mágico...
-¿Que es tan importante para invocarme?-Eva flotaba en el aire frente a Casandra. su voz era tan melodiosa que parte de los nervios que sentía Casandra desaparecieron.
-Me gustaría conocer el porvenir de nuestra estirpe-le pidió ¿A que nueva era nos enfrentamos?
-A medida que no entréis en batalla vuestros poderes desaparecerán.
Casandra ya era consciente de eso, aunque creía que sus poderes habían disminuido porque eran pocas en el aquelarre, y no porque se protegían mediante hechizos de las brujas. Pero era mucho mas cómodo y además no llamaban la atención de los humanos.
-Fuisteis creadas para la lucha...-siguió sermoneándolas e introdujo en su mente imágenes borrosas de batallas. Poco apoco se fueron uniendo y Casandra pudo ver que luchaban contra vampiros y licántropos, pero que apenas tenían fuerzas para vencerlos. Aunque siempre les resultó fácil vencer a los vampiros porque eran más rápidas que ellos, muchos de ellos seguían utilizando el rastreo, y ellas habían perdido ese talento. Además, eran demasiados. A diferencia de las valkirias que no creaban lazos de sangre con nadie, ellos podían infectar a una ciudad entera en apenas unos días. Casandra intentó alejar las imágenes que le enviaba Eva. No sabía si eran ciertas o solo un aviso de lo que les podía ocurrir, pero había captado el mensaje.
-Todavía no he terminado-le dijo sintiendo que abandonaban la concentración.
La mente de Casandra pasó a un lugar lejano donde al principio solo pudo distinguir manchas de color rosado, bronce, granate...
Lisa aporreaba la puerta de una celda. Tras aquella maciza puerta de roble, un ejercito de hombres lobo en su forma humana esperaban que fuesen a rescatarla.
Es una trampa, pensó Casandra. Los licántropos atraparan a Lisa antes de su transformación a la espera de que vallamos a recatarla. Después la imagen desapareció.
Casandra abrió los ojos y vio que Bleda y jazmín empezaban a despertar desorientadas y asombradas a la vez por ver a Eva.
-¿Que pasará con Lisa?-preguntó Casandra dándose cuenta de que sus compañeras no habían visto la visión que Eva le había enviado a ella. Era peligroso entrar en el territorio de los licántropos.
-¿Cuanto le habéis enseñado sobre el arte del combate?-su voz se volvió severa-¿Lo suficiente para que enfrente a un vampiro?
Ninguna de las tres contestó. El olor del incienso quemado estaba desapareciendo, lo que quería decir que el incienso hacía rato que se había apagado, pero Eva seguía allí como una madre sermoneando a sus hijas. Ella no estaba allí por el conjuro, pensó Casandra, ella estaba por su propia voluntad.
-¡Sois valkirias!-les gritó-¡Hijas de mis rayos! ¡Y vuestro cometido es luchar!
Con una fuerte explosión que dejó la estancia llena de humo desapareció mucho más rápido de lo que había llegado.
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